lunes, 30 de junio de 2008

Me quebré
Sabía que alguna vez podía pasarme. Al fin y al cabo me considero bastante “flan”, y los que me conocen me han visto aflojar alguna vez.
Pero esto fue distinto. Me quedé sin palabras. Simplemente no pude contenerme.
Algunos dirán que han sido tiempos duros para mi, que no la he tenido fácil en estos días o que por algún lado tenía que escapar la presión.
Lo cierto es que hoy, en una reunión con un grupo de mujeres, me di cuenta de que las supuestas certezas que tenía eran una sólo un escape.Una careta pequeñoburguesa que a veces sirve para creer que las cosas tienen sentido, pero que sabemos que es sólo una careta.
Hoy me junte con las “Madres del Paco”, que es un grupo de mujeres que vieron como sus hijos empezaron a consumir esa mierda, como se los consumió, como los mató.
Supuestamente yo iba a enseñarles algo. Iba a hablarles de redes, políticas comunes, sujetos de derechos……..
Lo he hecho miles de veces. Me encanta y soy bueno haciéndolo. “Te arma un proyecto de vereda con una sola baldosa” dicen algunos amigos.
Pero nada, nada de lo que estudié, leí o inventé me preparó para una dosis de realidad como la que viví.
Las escuche una a una.
Cada una con su historia.
Cada una con sus lágrimas.
Estrujándose las manos, agarrando alguna foto, señalando a los claros culpables.
A medida que pasaban los detalles, me preguntaba sobre el verdadero sentido de todo esto. Hasta que punto yo podía darles algo ayudarlas en qué?.
Si lo único que se me ocurría era pedirles que me dijeran cómo podían levantarse todas las mañanas y pensar en luchar.
Cómo tienen fuerzas para hablar con policías, ministros, funcionarios.
Quería ver el por qué de esa entrega, de esa falta de egoísmo con lo único que lo justifica, al fin y al cabo, la muerte de un hijo

De golpe me di cuenta.
Me acordé algo que había olvidado convenientemente.
Casi como un anticuerpo, que genera la función pública: la autocomplacencia había hecho bien su trabajo, una vez más.
El creer que basta con arreglar algo, un par de cosas. A lo sumo intentar y “ que le vas a hacer, si las cosas son como son…” “vos no podés hacerlo todo, sino te frustrás”, “Si al fin y al cabo también tenés una vida propia”
Me acordé de algo que olvidé.
O que tapé, pero que no se fue nunca del todo.
Eso que me hizo empezar a militar en la facultad.
Ese fuego sagrado que nos quema las entrañas ante lo que consideramos una injusticia. Lo que me hacía levantarme todas las mañana y ponerme en la mesita.
Lo que debería moverme ahora
El entender que uno no era nada como un individuo y pasaba a serlo todo como parte de un proyecto.
Que hay luchas que trascienden nuestra propia existencia.Y esas son las que verdaderamente merecen ser luchadas.
Y ante las cuales hay opciones claras
Recordé porqué elegí esta vida.
Y mientras me enseñaban, me abrazaban, me consolaban, me animé a decirles COMPAÑERAS

3 comentarios:

Porteñita Secreta dijo...

Qué decir...

Ya se lo dije todo. Y lo que no, ya se lo diré...


Curioso ser la solitaria comentarista de este precioso post...


Abrazos porteños.

Graciela dijo...

a veces nos olvidamos lo cruda que es la existencia para muchos, lo dura que es la vida, y así y todo se levantan y siguen en esta lucha... lo bueno es que no se nos olvide para que estamos y en lo que podemos ayudar.
fuerza!!!!

Diganmelon dijo...

Porteñita: Que decir.... si usted y yo sabemos que no hay mejor cosa que a uno lo consideren "militante"
Graciela: eso. Levantarse y seguir luchando "trabajo va a tener el enemigo para sacarnos del campo de batalla"...besos