lunes, 19 de mayo de 2008

despedida

Las ausencias constantes tienen su final cantado.
Siempre te necesité. Esa es la verdad.
Me inventé una vida heroica para darte un pasado.
Junté imágenes perdidas para darte un rostro a quien reprochar y a quien parecerme. Hasta escribí las palabras que quería fueran tuyas.
Fascinado escuchaba la admiración que otros te tenían.
En realidad no se si era fascinación o envidia . Envidia por ellos, claro está, que eran ciegos a lo que yo realmente veía.
No puedo entender lo que siento ahora. Se supone que tiene que ser dolor.
Pero no lo es. O por lo menos no del todo.
Alivio por vos, tal vez. Para mi, seguro.
La agonía permanente de hacer lo que se supone uno tiene que hacer.
El duelo de las hipócritas plañideras que rondaron y rondan todavía. En un espectáculo vergonzante. En días mas dirán que fuiste el mejor, tratarán de sacar provecho y (ironías de la muerte) es muy seguro que lo logren.
El perdón que te di sin que me lo pidieras es a efectos retroactivos y a futuro. Así que ni siquiera puedo putearte como corresponde.
La verdad es que me da mucha gracia algunas cosas del final. Espero que no te enteraras de que mamá te llevó un cura. Yo me imaginaba corriéndolo por los pasillos al grito de “Gusano violachicos, dejá que te agarre y esta noche cenás con tu jefe!!!!” o alguna maldición diseñada para la ocasión, con la meticulosidad que te caracterizaba para elegir buenas puteadas. En eso eras insuperable. Debo reconocerlo.
No tengo la menor idea que va ha ser de vos. Pagaría por verte llegar al purgatorio. Aunque pensándolo bien dejá que sólo me lo imagine.
Yo, comenzaré a inventar nuevas historias. Para contarles a los hijos que algún día tendré. Porque les voy a contar de vos ¿sabés? Van a ser de esas en donde sos el héroe. El que me rescató de cuanto villano había. Y eso que en esa época habían muchos..
El que trajo a Perón de vuelta en el avión negro. Que navegó con Onasis , que conoció al Che y a Tacho Somoza. El tipo capaz de dilapidar una fortuna en los burros y después irse a tomar una sopa con los peones de la cosecha. El que cantaba tangos mientras seducía a las mejores minas y de yapa liberaba el mundo.
El que escribía los mejores poemas y no los publicaba. Se los guardaba para que la patrona lo perdonara por última vez.Siempre era la última vez.
Vos y yo sabemos muchas cosas que nunca nos dijimos.
Pero las sabemos con el silencio a gritos de dos enemigos respetuosos uno del otro.
Ya se viejo, ya se lo que siento.
Chau viejo ! La revancha es tuya!

4 comentarios:

LGF dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
La Peste dijo...

alas, compañía.

Diganmelon dijo...

gracias por prestármelas....

huellas compartidas dijo...

No hay mejores palabras... ni mejor homenaje que guardar todo eso en el corazon y sacarlo de vez en cuando para que algunos afortunados lo conozcan...